17 de junio de 2013

El empleo y las edades de NiNi


C
Cada mañana, cuando te levantas y te miras al espejo, ves a alguien que te resulta muy familiar aunque puedas acusar las diferencias evidentes con tu otro yo de años atrás. Posiblemente, hasta te hayas acercado más a tu reflejo para verte mejor y, aunque la mirada sigue siendo la misma, evidentemente, las cosas han cambiado. Te dices NI soy, Ni pienso como antes… ¿NiNi?.

Fuente imagen: cerezasjerte

Las prioridades y las exigencias no son las mismas, ni los gustos y hobbies, ni las expectativas y objetivos… No digamos si tienes hijos: el mundo gira en torno a ellos (y a Dios gracias). La edad marca tu estilo y forma de vivir la vida pero hay fórmulas para desacelerar el paso de los años, y no me refiero a las “cremitas” sino a la actitud que adoptes.

En cierta ocasión, oí hablar a una amiga 2.0, ya desvirtualizada (guiño para Eva C.), de las generaciones que convivían en una empresa actual clasificadas según su edad. He de reconocer que me llamó la atención y, con su permiso, haré uso de ellas para darle mi convenido enfoque personal y compartirlas contigo.

Simplifiquemos asignando un valor redondo a cada una de ellas: Tradicionales (60+), Babyboomers (50+), Generación X (40+) y Generación Y (25/30+). A partir de ahí, ya sabrás dónde colocarte. Pero, una cosa es lo que pone el carnet de identidad y otra diferente es la mentalidad que aportas. Me explico:

Siempre he dicho que el hombre perfecto es al que, por condición, le ocupa un 50% su lado masculino, un 30% su lado femenino y un 20% su cuota de niño, su lado infantil. Pues bien, los recruiters y empresas desean el candidato “perfecto”: desean el aplomo y experiencia de las generaciones más longevas, la determinación y el empuje de las intermedias y, cómo no, la vitalidad y maleabilidad laboral de los más jóvenes. Pero éstas no son cualidades exclusivas de cada generación. Y en esto, tú puedes hacer algo al respecto para mejorar la visión de ti mismo ante los demás, especialmente si hablamos de los citados empleadores. Vayan, pues, unas consideraciones a cada uno de ellos y que no queden en simples palabras:

Tradicionales – Algunos, muy tradicionales, y todos ellos convencidos de que los valores y la ética personal y profesional de tiempos pasados no se parecen a los presentes. Los habrá con edad para jubilarse y por ello hay ya quien les discrimina laboralmente sin valorar su enorme conocimiento que será imprescindible para la toma de decisiones y, sobre todo, para la formación de nuevas generaciones.
A ti, “Tradicional”, refuerza tu labor de equipo, flexibiliza tu virtuosismo profesional para homogeneizarte en la empresa.

Babyboomers – Experimentados todos y, ante la sombra del desempleo, llegan a sentirse en terreno de nadie y surge el malogrado tópico de “quién me va a contratar con la edad que tengo” y el aún mayor miedo a no cubrir las expectativas para una futura jubilación.
A ti, “Babyboomer”, renueva tu concepto de gestión y adáptate a las nuevas fórmulas empresariales que surgen.

Generación X – Muchos de ellos inmersos en su carrera profesional y convencidos de su valía por poder aportar conocimiento y experiencia de forma equilibrada y atractiva para el mercado laboral. Los que, para mí, sin duda, precisan de la mayor motivación y grado de reinvención para adaptarse a las nuevas circunstancias.
A ti, “Generación X”, reinvéntate si puedes, sigue aprendiendo y plantea nuevas estrategias para conseguir tus objetivos.

Generación Y – Sometidas a una situación estructural complicada están llamados a romper con el paradigma de la estabilidad laboral, apostando por la movilidad y, dado que su preparación, por norma general, es importante y su carácter vital está abierto a nuevas experiencias, no deja de ser parte de “el futuro” de las otras generaciones.
A ti, “Generación Y”, fórmate a conciencia, sal al mercado laboral y cómete el mundo si fuera necesario… (Pero, cuando puedas, vuelve, porque te necesitamos)

Se busca un candidato con “gran conocimiento”, “experimentado” y, por qué no, con “movilidad” que aporte la mejor “preparación” universitaria e idiomas. Ciertamente, es una oferta tipo hoy día que, ni por asomo, debe ser motivo de temor cuando se lee.

Fuente imagen: tuempresafamiliar
¿Por qué te vas a fijar en lo que te falta para llegar al perfil?. Estoy convencido de que la panacea del éxito es saber presentar y poner en valor tus logros y habilidades enfocados hacia la empresa en cuestión. No olvides que el “candidato perfecto”, al igual que el hombre perfecto, no existe y que tú puedes ser tan bueno como el mejor.

Hay factores que pueden marcar diferencias a la hora de seleccionar un candidato y que cobran especial relevancia según qué puestos:

Trabajo en equipo: dado que los organigramas empresariales pierden verticalidad a pasos agigantados, se convierte en una necesidad la capacidad para trabajar en equipo y, especialmente, para liderarlos.

Entornos 2.0: en la medida de que el mercado cobra mayor identidad virtual, se exige al candidato una mayor presencia en las redes sociales para valorar y descubrir potenciales antes ocultos para la empresa.

Gestión de la crisis: se requiere gran capacidad para la toma de decisiones en circunstancias especiales o adversas y, aunque ésta se consigue con experiencia, no es menos cierto que la formación complementaria la facilita en gran medida.

Motivación: individual y colectiva, tanto para superar contratiempos como para elevar las expectativas de un equipo a través de conductas definidas o espontáneas que eviten el conflicto en pro de la buena marcha de la empresa.

Orientación a resultados: a través de una actitud competitiva que establezca versatilidad y de una esmerada percepción del cliente actual, a pesar de la entrada en nuevos escenarios económicos y financieros.

Pues yo digo que existen unos NiNi que me encantan: los que NI se rinden NI dejan de luchar o los que NI se asustan NI huyen. Que no puedan decir algunos que sólo existe el “NiNi” que Ni estudia, Ni trabaja… Resistir el achaque a las crisis, en gran medida, también depende de ti y, aunque consideras que es muy fácil decirlo, te animo a intentarlo. NI dejes de formarte, Ni pierdas la motivación, NI dejes de crecer, NI abandones tus objetivos, NI te olvides de lo que vales…

¿Estás dispuesto?

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