28 de octubre de 2016

Mercenario o Filántropo

A
A medida que pasan los años te vas dando cuenta de que hay cosas que dejan de tener interés, que dejan de ser importantes, como si se diluyeran en tu mente y, del mismo modo, otras que cobran mayor relevancia. Y no es que hayas cambiado, no, simplemente es que tu orden de prioridades en la vida ha cambiado, ya no es el mismo. A pesar de seguir siendo el mismo, el hecho de que hayas experimentado todo lo que has vivido hasta hoy te hace evolucionar. Créeme, evolucionar es bueno si eres capaz de mantener tus valores fundamentales y seguir siendo fiel a tu filosofía de vida y, sobre todo, a los tuyos.

Nos ha tocado vivir en un mundo materialista rodeado de materialistas –y yo el primero- que cambian salud por dinero, que venden estrés a precio de saldo y son capaces de vestirse de corderos para atrapar la mejor oportunidad pese a quien pese, pise a quien pise.



Pensabas que vivirías como nunca al precio de siempre y, moralejas de la vida, la felicidad te la presentan en oferta a un precio que no puedes pagar o, a lo peor, que no está dispuesto a pagar.

¿Sabes qué?. Te propongo una filosofía de vida pero, antes deberás elegir si deseas ser un mercenario o un filántropo. Vamos a filosofar:

-          En el trabajo, tus compañeros de departamento te saben con cualidades suficientes para afianzarte en el puesto e incluso destacar hasta promocionarte. Puedes elegir dos opciones:
a) Compartir logros y arrastrar con tus buenos resultados al resto del equipo
b) Vanagloriarte y acaparar el éxito para reforzar tu propia imagen dentro de la empresa.

-          Con las empresas del mismo sector, las que todos catalogarían como competencia directa. Puedes optar por:
a) Adoptar la lucha incesante –llámese robo de clientes- como modus operandi para mermar la capacidad del resto de las empresas que operan en tu zona.
b) Plantear alianzas de colaboración con esas mismas empresas y ayudarles a llegar donde antes no podían llegar y tú, por tus propios medios, no podrías alcanzar. “Si tú ganas, yo gano”. Win2Win.

-          Con los clientes, la razón de ser de toda empresa, se realizan injustos encuadres y consideraciones según sean grandes o pequeños. Tú eliges si son diamantes o globos:
a) Esas grandes cuentas de clientes de gran facturación que de forma ocasional, casi excepcional, pasan pedido conforme arrasando márgenes comerciales que se escapan como si de globos se tratara.
b) El cliente pequeño, ese que muchos piensan que no hay que cuidarlo como uno grande porque ya está fidelizado, que compra regularmente y te contempla como proveedor habitual, ese que hace publicidad con el boca a boca de manera gratuita y te hace brillar como un diamante.

-          Con la vida misma, puedes buscar la mejor de las alternativas:
a) Elegir un camino para vivirla, aprovechando los medios y oportunidades que te brinda (ojo, también has de poner algo de tu parte que las cosas no llegan sin más).
b) O hacer de ella una queja constante y, como decía Napoleón, hablar con ella el lenguaje de la derrota.

-          Y, por último, contigo, sí, contigo:
a) Puedes quererte tal cual eres y crecerte ante la adversidad.
b) O puedes soñar con quien quieres ser y morir en el intento.

Hay donde elegir y, más que elegir bien o mal, mi recomendación es que, al menos, elijas. Ya habrás dado el gran paso y, si fallas, no te faltarán fuerzas para volver a intentarlo. Yo, por mi parte, te invito a repetir conmigo una célebre frase de Charles Chaplin:

Jamás renunciaré a la libertad de equivocarme

Y, mientras tanto, sigue viviendo, sigue viendo optimismo en la oscuridad, cumpliendo objetivos y marcando propósitos en negro sobre blanco, sigue sonriendo a la vida hasta conseguir que ella te sonría.


Eres capaz de eso y mucho más...
¡Va por ti!

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