C
|
Cada vez con
más frecuencia, me pregunto sobre el porqué de las cosas, a pesar de que veo
pasar los años a mi alrededor y en mi mismo aunque en distinta medida. Dejo atrás objetivos cumplidos y, por supuesto, sin cumplir, deseos
hechos realidad y, desgraciadamente, deseos hechos añicos. Y es que el paso del
tiempo da para mucho, mucho…
Y llego a
plantearme una cuestión: ¿qué tendrá que ver la velocidad con el talento?. De
ahí surgió el “ESTALENTO”.
Analizar el
“ESTALENTO” es ahondar en su origen, atreverme a señalar con el dedo. Es verter
palabras sobre palabras con intención y, sin duda, es llamar tu atención para
que reflexiones sobre la cantidad de “ESTALENTO” que te rodea y quizás no te
atrevas a reconocer o incluso a denunciar.
Es un
combate a muerte en el que por norma general la víctima siempre es la misma. Es
una lucha sin sentido de dos realidades contradictorias:
ES TALENTO versus ESTÁ LENTO
Es talento…
Exacto, hay personas que “nacen” potencialmente talentosas,
bien por el entorno en el que han nacido, bien por la bondad de la genética. Tanto
en un caso como en otro, siempre requiere del apoyo y motivación de otras
personas para desarrollarlo Cuando el talento de verdad asoma hay que potenciarlo
y su entorno debe retenerlo en bien de la comunidad. Eso resulta algo evidente.
¿Pero quién cuantifica el talento?. ¿Quizás otros con talento?. Si es así, tendría
que decir que me quedo algo más tranquilo pero… ¿Realmente es así?. Porque
llego a tener serias dudas cuando a mi alrededor veo como descartan, desechan,
eliminan personas con nombre y apellidos, resolutivas, con ideas originales que
no llegan a ser valorados y, peor aún, comprendidos, negándoles una
oportunidad.
Está lento…
¿Y si fueran personas que no alcanzan a ver el potencial de
los demás los que deben cuantificar el talento?. Eso es un serio problema y un hándicap
para el desarrollo de una empresa y, por supuesto, una cruz para el
incomprendido talento.
Ciñéndome a lo profesional, considero que no hay nada peor en
una empresa que ver en lo alto de su organigrama a personas con falta de
habilidades para detectar el talento de los empleados. A fin de cuentas, y no
es un tópico, una empresa vale lo que valen sus empleados.
Tan malo es no ver la valía de los demás como tardar
demasiado en verla. Esa es una realidad que viene dada por varios motivos.
Entre otros:
La incompetencia o falta de habilidad de algunos responsables de recursos o de la dirección de la empresa; la falta de medios para poder realizar una valoración del talento y potenciarlo; la motivación o, mejor dicho, la ausencia de ésta.
La incompetencia o falta de habilidad de algunos responsables de recursos o de la dirección de la empresa; la falta de medios para poder realizar una valoración del talento y potenciarlo; la motivación o, mejor dicho, la ausencia de ésta.
Dicho esto,
quiero compartir contigo mi decepción cuando veo tanto talento perdido y huido
a otras empresas (o peor aún, a otros países) y celebrar, que también los hay,
cuando veo quienes confían en el talento y son capaces de aceptar propuestas e
ideas arriesgando en beneficio de la empresa, quienes son responsables
optimizando y motivando el talento en sus organizaciones empresariales.
El talento
no está lento, es necesario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario