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Hay quien está tan preocupado de mirar su propio ombligo que
no acierta a ver el resto del mundo, todo ese universo que nos rodea. Se
reprime a la hora de ver lo positivo en los demás y, sin embargo, cuenta sus
virtudes a miles. ¡Pobre infeliz!. Pero no vengo a hablar de él, sino del
centro del universo. ¿Sabes a cuál me refiero?. Quizás, a priori, puedas leer
más allá de mis palabras y sientas que nada tiene que ver con tus prioridades.
A decir verdad, cada persona debería tener su propio universo y vivir en él
marcando su mejor órbita.
¿Quién marca el rumbo de los que te rodean?. ¿Y el tuyo?.
Vete a saber pero, en cualquier caso, nada tienen que ver unos con otros
porque, por norma general, cada cual usa distinta vara de medir la felicidad, los valores, las prioridades, los deberes (las obligaciones) y un sin fin de...