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Cuando unos
descansan, otros trabajan. Es Ley de Vida... Es como “la cadena alimenticia”
del consumo en la que nadie se escapa de ser comido porque todos tienen hambre
suficiente como para esperar su momento y atacar con todas sus armas. Al margen
de la estacionalidad, todos necesitamos cubrir ciertas necesidades y, estarás
de acuerdo conmigo, una de ellas es, sin duda alguna, la del empleo.
Cierto y evidente:
hay muchas más que nos ayudan a apuntar con mayor o menor acierto hacia aquello
que muchos llaman “Felicidad”. Y lo sabes. Pero, en relación al empleo, ya
sabes que en la mayoría de los casos, nos permite abrir puertas a nuestro
estado de gracia profesional y personal, nos abre a mundos inexplorados de
satisfacción (e insatisfacción, pero veamos la botella medio llena).
Quizás sea
por eso que te invito a esta reflexión que, en el caso de que estés trabajando,
podrás valorar y, en caso contrario, si estás desempleado, necesitarás
repetirte más de una vez para que cambien tus circunstancias. Comenzaré por
plantearte una pregunta: ¿Tienen los desempleados vacaciones?.
Lejos de
caer en el tópico de que “estar desempleado no es lo mismo que estar parado”,
te diré que si estás sin empleo tus vacaciones son diarias (por suerte o por
desgracia) pero son muy diferentes a la de los demás, radicalmente diferentes.
Tus vacaciones serán una parte más de tu día a día y, por el bien de tu salud
mental, ha de ser diaria y ordenada.
No dejes de
dedicar el tiempo necesario y suficiente para que tu mente desconecte de tus “obligaciones
formales”, ya sea con la familia o amigos, leyendo o haciendo deporte. Ahí, tú
decides. Esas son tus merecidas vacaciones, día a día, sin excepción, y que
llegarán a convertirse en el mejor lubricante para tu motor de búsqueda de
empleo.
Fuente imagen: vk |
A partir de
esta apreciación obligada, permíteme responder de forma contundente a la
cuestión de si un desempleado tiene o no vacaciones. La respuesta ha de ser NO.
No puede haber descanso en el afán de encontrar ese proceso de selección que te
hará salir de tu situación, no ha de haber relajación en el esfuerzo continuo
de acceder de nuevo al mercado laboral y para ello es imprescindible la “Constancia”.
Esa virtud es importante en nuestras vidas pero no tiene precio cuando se busca empleo. Y, nuevamente, lo sabes. Porque das por hecho que las necesidades de personal en las empresas no tienen una regla exacta a la hora de generarse, porque sabes que las oportunidades pueden pasar de puntillas tras de ti, porque sabes a ciencia cierta que los trenes que pasan, difícilmente, vuelves a verlos pasar. Pero tú si debes seguir ciertas normas.
No olvides algunas tan básicas como:
- Cuidar tu imagen (y marca personal si la has creado), tanto la real como la virtual. Recordando que hay ojos, muchos, al otro lado de las redes sociales (el verano se presta en ocasiones a imágenes poco apropiadas a ojos de reclutadores y empresas).
- Sigue formándote en disciplinas afines a tu profesión, encaminando y reforzando tu perfil hacia las competencias necesarias para destacar en el empleo que buscas.
- Actualiza, renueva y diversifica tus CV y, del mismo modo, sus cartas de presentación que son, a fin de cuentas, tu tarjeta de visita.
- Mantén una actitud positiva y dirige tus esfuerzos sin llegar a obsesionarte y sin olvidar dedicarte tiempo para "cuidarte".
- Exígete disciplina en tu empeño, la misma que si se tratara de un empleo (en este caso, sin remunerar, pero con posibilidad cierta de “recompensa final”).
Por todo
ello y, especialmente, porque te lo mereces, pon en tu frente y, sobre todo en
tu corazón, “Abierto por Vacaciones”.
Y que se vea
bien claro…
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