15 de marzo de 2015

El minuto de oro

E
El mundo se ha vuelto loco, literalmente loco, poniendo precio a todo, a lo material y a lo inmaterial, a lo ajeno y a lo personal, incluso a la dignidad de las personas atajando por el camino de la ruindad (pero, evidentemente, de eso no leerás en este blog mientras esté yo al otro lado). Y en ese afán por cuantificar lo incuantificable, ¿cuánto darías por volver a ver o abrazar a alguien que has perdido?, ¿cuánto, por revivir un momento trascendental, de éxito, de felicidad desmedida?. Quizás, en privado, pudiera recoger aplastantes respuestas como “Lo daría todo”.

Dudo que en la senda de la materialización obsesiva se pueda encontrar la felicidad, pero sí es cierto que más que divagar, más que construir castillitos en el aire te apetezca poner los pies en el suelo y saber cuánto vale un minuto bien aprovechado en tu vida y dónde debes buscarlo. Y esta cuestión cobra mayor relevancia cuando de ello depende el rumbo del minuto siguiente, y este del siguiente y, así, sucesivamente.

Fuente imagen: facebook