18 de diciembre de 2013

Un candidato de etiqueta






E
En un mundo en el que todo precisa de instrucciones, en el que cada vez hay menos margen para la improvisación, en el que la creatividad se vende al peso, pero muy, muy cara, aún se pide un esfuerzo adicional al candidato y se “le invita” a mostrar su mejor perfil, a ir de etiqueta.

Siendo éste protagonista de su propia búsqueda, más o menos “activa” (como se suele denominar por algunos, aunque a mí no me convence el término) se le exige encabezar el reparto de grandes obras como “Bailando con pymes”, “El hombre que susurraba a los recruiters” o “En busca del empleo perdido” (y añado una o dos más...).


Autor: David Fdez.desde imagen Tammy K./wallpaperswide-James R./google

Supongo que coincidirás conmigo si afirmo que el CV es la tarjeta de visita del candidato y, como tal, debemos incluir todo aquello necesario e imprescindible para provocar una llamada telefónica, una entrevista personal o, en el mejor de los casos, hasta una contratación. Un CV, visto como una lista de cursos relacionados, una relación de sucesos o una sucesión de contratos rematados con los datos personales, está bien, pero, a mi entender, no es suficiente.

El nivel de cualificación, en términos globales, es muy alto, por lo que se hace imprescindible marcar diferencias para que, una vez leído tu currículum, quede, al menos, algo para recordar en la mente de tu reclutador, el mismo que en potencia es capaz de acabar con tus días de búsqueda.


¿Qué te parece si te vestimos “de etiqueta” en tu CV?. Al menos, lo vamos a intentar. Dicho y hecho:


Hay especialistas que pueden ayudarte a encontrar y potenciar tus puntos fuertes y también existen herramientas para la ocasión en determinados sites que te facilitan en gran medida ofrecer otra visión de ti mismo (dígase CuVitt o Talentous, e incluso en portales de empleo tan populares como Infojobs y otros).


Créeme, si yo fuera a contratarte, me gustaría conocer, bien a través de tu CV, bien a través de la entrevista, conceptos en tu experiencia tan relevantes como:


Tu efectividad comercial, especialmente si el puesto a ocupar requiere de habilidades comerciales.


De tu capacidad para gestionar, no sólo tu tiempo o tu trabajo, sino los recursos materiales o humanos.


De tu potencial como emprendedor e innovador o, simplemente, sobre tu grado de especialización.




¿Crees, además, que será importante saber si serás capaz de tomar riesgos, si lo tuyo es la perseverancia o si tienes confianza en ti mismo?. Igualmente, me gustaría conocer tus expectativas y objetivos, qué talento y potencial creativo serás capaz de aportar para alcanzarlos.


Es por eso que un CV, además de una "foto profesional", un simple formato 2D sobre papel, también puede ser un revelado de tu interior, de esas habilidades y cualidades que muchos piensan que no tienen cabida sobre el papel y que, en mi modesta opinión, pueden llegar a ser determinantes para arrancar esa llamada o entrevista que anteriormente te he comentado.


En pro de ofrecer un esquema diferenciador de ti mismo, existen habilidades y cualidades valoradas especialmente por empresas y recruiters en las que te puedes centrar como son el carácter innovador, la capacidad de gestión y tu lado más competitivo. Siempre, por supuesto, ajustándolas al puesto y al nivel de cualificación exigidos.


En cuanto a la primera, la más valorada, sin duda, no es fácil llevarla a un óptimo nivel de ejecución y, en principio, te propongo comenzar por innovar en tu propio CV (con una serie de fórmulas y consejos que ya has podido leer en artículos anteriores) y, especialmente, con la forma de “venderte” a tu entorno. Si hablamos de tu cualificación como gestor, toma como punto de partida la gestión de tu propio tiempo y esfuerzo y consigue un justo equilibrio entre ambos y los resultados que esperas conseguir. En cuanto a la competitividad, no tengo que recordarte que siempre habrá alguien mejor preparado que tú para el puesto pero –y no te quepa la menor duda- un justo empleador no contratará al candidato más preparado sino al más idóneo para el puesto. ¿O acaso aún no crees, al margen de la experiencia o la formación, que hay cualidades en ti en ti que suman valor y te hacen diferente del resto?. Es bueno que así lo creas y, si me permites, te diré que no debes dudarlo un instante.


Y, tras estas líneas, quizás ahora cobre para ti mayor peso el venderte mejor para aprovechar las escasas oportunidades que te brindan las circunstancias, con argumentos diferenciadores, ya no tanto en tus competencias o habilidades sino en la forma de expresarlas pues, si bien es cierto que hay muchos que las tienen, no todos saben que las poseen y, aún menos, saben transmitirlas.

Por otra parte, también es normal encontrar otro tipo de etiqueta, esa que se adhiere a ti cuando llevas varios años en un sector o ejerciendo un trabajo concreto. Esa, la misma que te limita tus oportunidades porque, y es una apreciación personal, el reclutamiento RRHH se apoya en un pilar equivocado pues, con frecuencia, se establece un criterio en el que se valora más la experiencia y no así las competencias. ¿Acaso hay alguien que dude de la capacidad de algunas personas para realizar otro tipo de trabajo distinto a los que desempeñan o han desempeñado en los últimos años?. A mí me vienen a la cabeza muchos, muchísimos nombres que se formaron y trabajaron en sectores y, “sorprendentemente” (entre comillas), han triunfado sobremanera en otras lindes laborales.


Ciertamente, NO hay fórmula exacta para alcanzar el éxito absoluto en la búsqueda de empleo, pero sí hay una máxima válida tanto para candidatos como –atención- para recruiters: uno debe aprovechar todos sus recursos, todos; los mismos que deben valorarse en los procesos de selección por parte del otro.


¿Sabes ya cuál es tu etiqueta?


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