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Cada mañana,
cuando te levantas y te miras al espejo, ves a alguien que te resulta muy
familiar aunque puedas acusar las diferencias evidentes con tu otro yo de años
atrás. Posiblemente, hasta te hayas acercado más a tu reflejo para verte mejor
y, aunque la mirada sigue siendo la misma, evidentemente, las cosas han
cambiado. Te dices NI soy, Ni pienso como antes… ¿NiNi?.
Las
prioridades y las exigencias no son las mismas, ni los gustos y hobbies, ni las
expectativas y objetivos… No digamos si tienes hijos: el mundo gira en torno a
ellos (y a Dios gracias). La edad marca tu estilo y forma de vivir la vida pero
hay fórmulas para desacelerar el paso de los años, y no me refiero a las
“cremitas” sino a la actitud que adoptes.
En cierta
ocasión, oí hablar a una amiga 2.0, ya desvirtualizada (guiño para Eva C.), de
las generaciones que convivían en una empresa actual clasificadas según su edad. He de
reconocer que me llamó la atención y, con su permiso, haré uso de ellas para
darle mi convenido enfoque personal y compartirlas contigo.
Simplifiquemos
asignando un valor redondo a cada una de ellas: Tradicionales (60+),
Babyboomers (50+), Generación X (40+) y Generación Y (25/30+). A partir de ahí,
ya sabrás dónde colocarte. Pero, una cosa es lo que pone el carnet de identidad
y otra diferente es la mentalidad que aportas. Me explico:
Siempre he
dicho que el hombre perfecto es al que, por condición, le ocupa un 50% su lado
masculino, un 30% su lado femenino y un 20% su cuota de niño, su lado infantil.
Pues bien, los recruiters y empresas desean el candidato “perfecto”: desean el
aplomo y experiencia de las generaciones más longevas, la determinación y el
empuje de las intermedias y, cómo no, la vitalidad y maleabilidad laboral de
los más jóvenes. Pero éstas no son cualidades exclusivas de cada generación. Y
en esto, tú puedes hacer algo al respecto para mejorar la visión de ti mismo
ante los demás, especialmente si hablamos de los citados empleadores. Vayan,
pues, unas consideraciones a cada uno de ellos y que no queden en simples
palabras:
Tradicionales – Algunos, muy tradicionales, y todos
ellos convencidos de que los valores y la ética personal y profesional de
tiempos pasados no se parecen a los presentes. Los habrá con edad para
jubilarse y por ello hay ya quien les discrimina laboralmente sin valorar su
enorme conocimiento que será imprescindible para la toma de decisiones y, sobre
todo, para la formación de nuevas generaciones.
A ti,
“Tradicional”, refuerza tu labor de equipo, flexibiliza tu virtuosismo
profesional para homogeneizarte en la empresa.
Babyboomers – Experimentados todos y, ante la
sombra del desempleo, llegan a sentirse en terreno de nadie y surge el
malogrado tópico de “quién me va a contratar con la edad que tengo” y el aún
mayor miedo a no cubrir las expectativas para una futura jubilación.
A ti,
“Babyboomer”, renueva tu concepto de gestión y adáptate a las nuevas fórmulas
empresariales que surgen.
Generación X – Muchos de ellos inmersos en su
carrera profesional y convencidos de su valía por poder aportar conocimiento y
experiencia de forma equilibrada y atractiva para el mercado laboral. Los que,
para mí, sin duda, precisan de la mayor motivación y grado de reinvención para
adaptarse a las nuevas circunstancias.
A ti,
“Generación X”, reinvéntate si puedes, sigue aprendiendo y plantea nuevas
estrategias para conseguir tus objetivos.
Generación Y – Sometidas a una situación
estructural complicada están llamados a romper con el paradigma de la
estabilidad laboral, apostando por la movilidad y, dado que su preparación, por
norma general, es importante y su carácter vital está abierto a nuevas
experiencias, no deja de ser parte de “el futuro” de las otras generaciones.
A ti,
“Generación Y”, fórmate a conciencia, sal al mercado laboral y cómete el mundo
si fuera necesario… (Pero, cuando puedas, vuelve, porque te necesitamos)
Se busca un
candidato con “gran conocimiento”, “experimentado” y, por qué no, con
“movilidad” que aporte la mejor “preparación” universitaria e idiomas.
Ciertamente, es una oferta tipo hoy día que, ni por asomo, debe ser motivo de
temor cuando se lee.
Fuente imagen: tuempresafamiliar |
¿Por qué te
vas a fijar en lo que te falta para llegar al perfil?. Estoy convencido de que
la panacea del éxito es saber presentar y poner en valor tus logros y
habilidades enfocados hacia la empresa en cuestión. No olvides que el
“candidato perfecto”, al igual que el hombre perfecto, no existe y que tú puedes ser tan bueno como el mejor.
Hay factores
que pueden marcar diferencias a la hora de seleccionar un candidato y que
cobran especial relevancia según qué puestos:
Trabajo en
equipo: dado que los
organigramas empresariales pierden verticalidad a pasos agigantados, se convierte
en una necesidad la capacidad para trabajar en equipo y, especialmente, para
liderarlos.
Entornos
2.0: en la medida de
que el mercado cobra mayor identidad virtual, se exige al candidato una mayor
presencia en las redes sociales para valorar y descubrir potenciales antes
ocultos para la empresa.
Gestión de
la crisis: se
requiere gran capacidad para la toma de decisiones en circunstancias especiales
o adversas y, aunque ésta se consigue con experiencia, no es menos cierto que
la formación complementaria la facilita en gran medida.
Motivación: individual y colectiva, tanto para
superar contratiempos como para elevar las expectativas de un equipo a través
de conductas definidas o espontáneas que eviten el conflicto en pro de la buena
marcha de la empresa.
Orientación
a resultados: a
través de una actitud competitiva que establezca versatilidad y de una esmerada
percepción del cliente actual, a pesar de la entrada en nuevos escenarios
económicos y financieros.
Pues yo digo
que existen unos NiNi que me encantan: los que NI se rinden NI dejan de luchar
o los que NI se asustan NI huyen. Que no puedan decir algunos que sólo existe
el “NiNi” que Ni estudia, Ni trabaja… Resistir el achaque a las crisis, en gran
medida, también depende de ti y, aunque consideras que es muy fácil decirlo, te
animo a intentarlo. NI dejes de formarte, Ni pierdas la motivación, NI dejes de
crecer, NI abandones tus objetivos, NI te olvides de lo que vales…
¿Estás
dispuesto?
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